La fibrilación auricular es el tipo de arritmia cardíaca más común en el mundo.
Consiste en un ritmo cardíaco completamente irregular y que puede ir asociado a un pulso muy lento o muy acelerado, aunque suele relacionarse sobre todo con frecuencias cardíacas rápidas, incluso por encima de los 150 latidos por minuto.
En el ritmo normal del corazón, también llamado ritmo sinusal, las distintas partes del mismo se mueven de forma coordinada y regular, ya que la electricidad se inicia en un punto, denominado nodo sinusal, pasa al siguiente nivel, llamado nodo auriculoventricular, y así va recorriendo de forma ordenada el corazón (primero aurículas y luego ventrículos, de manera sincronizada).
En la fibrilación auricular, lo que ocurre es la aparición de focos anormales de electricidad en las aurículas, sobre todo en la aurícula izquierda y en las venas pulmonares, que pasan de forma rápida, desordenada, y en gran cantidad hacia los ventrículos del corazón, haciendo que el corazón se mueva de forma descoordinada y en ocasiones a gran velocidad, sometiéndolo a mucho estrés y trabajo, con lo que se acaba cansando y deteriorando si se mantiene dicha fibrilación a largo plazo.
Por ello, uno de los tratamientos de la fibrilación auricular, de hecho los más actuales, tiene como objetivo eliminar esos focos de electricidad de la fibrilación auricular, para evitar que se inicie el recorrido, o bien eliminar las conexiones entre los focos, evitando así que se comuniquen entre ellos y se siga extendiendo la electricidad por el corazón.
Uno de esos tratamientos mencionados, que realizamos con mucha frecuencia en nuestros centros de Sevilla (Hospital Quirónsalud Infanta Luisa y Sagrado Corazón, así como en el hospital HLA Santa Isabel), es la ablación con catéter de radiofrecuencia. En muchas ocasiones, la ablación es el mejor tratamiento para la fibrilación auricular.

En líneas generales, la ablación con catéter de radiofrecuencia, se realiza a través de la introducción de un catéter, o varios según necesidad, a través de un vaso del cuerpo, normalmente de la pierna, hasta llegar al corazón.
Una vez en el corazón, se estudia dónde se encuentran los focos eléctricos que originan la fibrilación auricular mediante un procedimiento que se llama mapeo. En él, estudiamos también las conexiones que tienen esos focos para que el estímulo eléctrico se extienda entre ellos.
A continuación, una vez concluido el mapeo, se lleva a cabo la ablación de los focos y conexiones, que se encuentran normalmente en la aurícula izquierda y en las venas pulmonares, a través del catéter de radiofrecuencia. Esto consiste, básicamente, en aplicar energía en forma de calor, a altas temperaturas, para “quemar” esas zonas.
Otra opción menos empleada es la ablación directa del nodo auriculoventricular, que es punto de conexión de la electricidad entre las aurículas y los ventrículos, con lo que ya no pasaría ninguna electricidad, ni normal ni anormal, entre esas partes del corazón, por lo que se necesitaría un marcapasos.
Actualmente, la ablación con catéter de radiofrecuencia es un procedimiento muy seguro, con bajo número de complicaciones, sobre todo si se realizan en centros especializados y por un especialista (arritmólogo, cardiólogo) y un equipo con experiencia.
Estos niveles de éxito son mayores en pacientes jóvenes, con menor tiempo de duración de la fibrilación y, sobre todo, en pacientes que no tienen otros problemas de corazón. Por eso, es importante valorar las posibilidades de éxito de este tratamiento de forma individual en cada paciente con fibrilación auricular, valorando además los riesgos asociados (dado que, como toda técnica invasiva, tiene también sus riesgos), y los posibles beneficios.
En ocasiones, es necesario más de un procedimiento de ablación, y en algunos pacientes vuelve a aparecer la fibrilación con el tiempo. Por ello, después de este procedimiento se debe realizar un seguimiento estrecho de la evolución de los pacientes para descartar la reaparición de la fibrilación. Sin embargo, la fibrilación auricular es una patología que perjudica, a veces gravemente, la calidad de vida de los pacientes, por lo que en algunos casos se realiza este tratamiento incluso sabiendo que va tener éxito durante un tiempo limitado, ya que, durante dicho periodo, la vida del paciente mejorará en gran medida.